Predicación Cultos 2015 - Segundo día

Predicaciones de los solemnes cultos en honor a Ntra. Sra. del Rosario, celebrados del 7 al 11 de octubre de 2015 y predicados por Fr. Angel Luis Fariña Pérez, Dominico.

Jueves 8 de octubre: 
“LA VIRGEN MARÍA DE CANÁ”

Beato Ángelico, Bodas de Caná
Convento de San Marcos, Florencia

 Misterios de Luz


EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 1-11. 
“En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. 
Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo:
— No les queda vino. 
Jesús le contestó: 
— Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora. Su madre dijo a los sirvientes: 
— Haced lo que él diga. 
Había allí colocadas, seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. 
Jesús les dijo: 
— Llenad las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó: 
— Sacad ahora, y llevádselo al mayordomo.
Ellos se lo llevaron. 
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), entonces llamó al novio y le dijo: 
— Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora. 
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él. “

Seguimos profundizando sobre el compendio del evangelio, es decir, sobre el Rosario. Y el Evangelio que hemos proclamado hoy nos remite a contemplar los Misterios de luz. Hay que reconocer, y tener en consideración, el gran aporte que ha supuesto al Rosario el incorporar estos misterios. Y es que se necesitaba desgranar las cuentas del Rosario contemplando a Jesús introduciéndose en el mundo, activando la fuerza de su palabra y toda la belleza que encierran sus actos.

Los misterios luminosos nos llevan al mismo rio Jordán. Y es que el bautismo de Jesús en manos del Bautista nos invita a contemplar otra muestra clarísima de cómo Dios se solidariza con la humanidad. De cómo Dios, en Jesús, su hijo amado, se solidariza con todo ser humano, lo comprende, lo acepta tal cual es; porque no olvidemos que Dios ni excluye ni selecciona; ni mira si eres esto o aquello; si eres de esta manera o de la otra. Dios mismo, que se ha hecho un ser humano más, vuelve a decirle a la humanidad, a toda mujer, a todo hombre, que nos comprende, que nos entiende; que nos quiere tal y como somos, con lo bueno y con lo malo, con nuestros errores y nuestros pecados... pero también con nuestros deseos de cambio, de mejora, de conversión y de vida.

Nuestra vida se forma a base de experiencias; todos y cada uno de nosotros tenemos recuerdos, fruto de experiencias, grabados a fuego en el corazón, momentos de una especial densidad, de unos rasgos precisos y preciosos, en los que vivimos, experimentamos y sentimos algo de una forma tan intensa, tan profunda y tan clara que quedan guardados en lo profundo de nosotros, en nuestras entrañas, es decir, en lo más íntimo. El Bautismo de Jesús, nos corroboran todos los evangelistas, fue uno de esos momentos para Jesús; a partir de este momento, todo lo que diga y haga será la manifestación continuada del Reino de Dios, es decir, del amor radical, ilimitado e incondicional por parte de Dios a la humanidad, pero sobre todo, es el amor social al prójimo.

Un amor que nos lleva hasta el episodio de Caná. Un episodio donde la tristeza por la falta de vino será transformada por el vino nuevo aportado por Jesús. Un vino que solo podrán saborear quienes hayan creído en el amor gratuito de Dios. Porque Jesús puede ser hoy fermento de nueva humanidad. Y es que su vida, su mensaje y su persona nos invitan a inventar formas nuevas de vida sana. Él puede inspirarnos a transformar los caminos y hacerlos más humanos. Porque meditando los misterios de luz podemos despertar ese gusto por una vida más humana en personas vacías de interioridad, pobres de amor y necesitadas de esperanza. Pero esto solo será posible si nos involucramos en la Predicación del Reino.

Los misterios de luz profundizan e invitan a meditar que el anuncio del Reino es predicar que el mal del mundo se vence con la bondad radical del evangelio. Porque todos nosotros estamos llamados no solo a seguir a Jesús, sino a ser anunciadores del mensaje a otros. Rezar el rosario y meditar con los misterios luminosos es una llamada a vivir ayudando a descubrir que la bondad y la benevolencia existen de verdad, y que la vida, a pesar de todo, puede ser buena. Tenemos que volver a Jesús y aprender de él su empeño de hacer la vida más humana, su amistad abierta a todos, su cercanía a los más olvidados, su infinita compasión…porque cuando se predica la Buena Noticia del Reino se percibe un cierto éxito, ya que son muchos los que quieren ser liberados de sus angustias y soledades. Quienes rezamos y meditamos los misterios de luz tenemos que confiar, un poco más, en la fuerza del Evangelio. Porque esa confianza puede llevarnos a transfigurarnos.

Sí, el mensaje del Evangelio nos trasmite una invitación escandalosa para los oídos de nuestro tiempo; y es que no todo se reduce a la razón. Los misterios luminosos nos remiten a que el ser humano tiene que aprender a vivir ante el Misterio. Y que ese Misterio tiene un nombre: Dios, nuestro Padre, que nos acoge y nos llama a vivir como hermanos. Meditar los misterios luminosos nos tiene que llevar a reaccionar y vivir con un corazón más atento a la verdad última de la vida. Detenernos para escuchar las necesidades más profundas de nuestro ser y sintonizar con nuestro propio yo. Cuando meditemos los misterios de luz escuchemos la invitación que llega desde el monte Tabor: Este es mi Hijo, el escogido; escuchadlo. Si la acogemos podremos descubrir un estilo de vida que puede transfigurar nuestra existencia.

Pero el colofón de meditar los misterios de luz, es la Eucaristía. Meditar estos misterios nos tiene que llevar a profundizar que la eucaristía no es un ritual mágico, ni un medicamento. Que la Eucaristía no tiene en nosotros el poder del conjuro ni el de la química. Porque la eucaristía nos trae vida nueva, la vida del resucitado, cuando respondemos al don, a la gracia, al inmenso regalo de amor que significa para nosotros. Tenemos que llegar a profundizar que la eucaristía es sumamente eficaz en nosotros cuando leemos en ella la vida de Jesús de Nazaret, cuando le imitamos o le seguimos a él. Una vida de comunión con Dios y con los hermanos, de existencia para los demás, de anuncio del Reinado de Dios; una vida de fraternidad, una vida enamorada. La eucaristía se convierte en vida para nosotros cuando vivimos conforme a lo que se nos regala en ella, cuando decidimos seguir a Jesús juntos, como hermanos, cuando intentamos hacer cada vez más presente entre los humanos el Reinado de paz, de justicia, de amor. La eucaristía es sumamente eficaz en nosotros cuando amamos como él nos amó.

Ojalá que rezando, meditando y contemplando los misterios luminosos del santo rosario lleguemos a comprender aquello que Santo Tomás de Aquino escribió, en el famoso himno Pange lingua. Aquello que dice que aunque los sentidos no alcancen, aunque la razón no comprenda del todo, basta, para afirmar la presencia del resucitado en el pan y el vino, si hay un corazón sincero, la sola fe. Fe que no es creer proposiciones, dogmas o teologías. Fe que es vida nueva, vida por el amor y en el amor.


Recemos el rosario y meditemos los misterios de Luz; y junto con María, la Señora de los misterios luminosos, contemplemos los hechos y escuchemos al Maestro en los misterios de su vida pública ya que Él, al ser Camino, Verdad y Vida, revela la verdad de todos y cada uno de nosotros, en definitiva, revela la verdad de toda la humanidad. 

Predicación Primer Día - Misterios Gozosos

Predicación Tercer Día - Misterios Dolorosos

Predicación Cuarto Día - Misterios Gloriosos

Predicación Quinto Día - El Joven Rico