Fray Francisco Femenías B., O.P., de la Provincia dominicana de San Vicente Ferrer en Centroamérica
Reflexionando sobre las preguntas que nos fueron hechas a todos los miembros de la Provincia S. Vicente Ferrer de Centroamérica, me he sentido impulsado a recordar algunos acontecimientos y documentos de la Iglesia y de la Orden, que nos invitan a estimar, practicar y predicar la devoción del santo Rosario. Una devoción tan querida por nuestra Madre María, por la Iglesia y por nuestra Orden dominicana.
1- Empiezo evocando las apariciones de Lourdes y Fátima con sus mensajes, el culto en sus Basílicas, los milagros y estudios teológicos realizados en ese contexto mariano. No cabe duda que constituyen centros de espiritualidad, de sanación corporal y conversión evangélica
2- Ese sentir de la Iglesia hacia esta devoción del Rosario se manifiesta también:
1- Empiezo evocando las apariciones de Lourdes y Fátima con sus mensajes, el culto en sus Basílicas, los milagros y estudios teológicos realizados en ese contexto mariano. No cabe duda que constituyen centros de espiritualidad, de sanación corporal y conversión evangélica
2- Ese sentir de la Iglesia hacia esta devoción del Rosario se manifiesta también:
A- EN LOS PAPAS, sobre todo, a partir de León XIII, con mención especial de Pablo VI y Juan Pablo II, singularmente en su Carta Apostólica” Rosarium Virginis Mariae”- 16-X-2002-, que puede calificarse de la Carta Magna del Rosario.
B EN LOS SANTOS, desde Santo Domingo hasta los santos más modernos, como San José María Escribá, la Madre Teresa o el Beato Juan XXIII. Lo han vivido y lo han propagado.
C-EN EL CÓDIGO DEL DERECHO CANÓNICO, norma de conducta y tamiz de la experiencia de la vida de siglos en la Iglesia, establece lo siguiente:
a- Para los seminarios diocesanos( canon 246,3): “Deben fomentarse el culto a la Santísima Virgen María, incluso por el rezo del santo Rosario, la oración mental y las demás prácticas de piedad con las que los alumnos adquieran espíritu de oración y se fortalezcan en su vocación“.
b- Para todos los religiosos: Después de recordarnos en el canon 662 que: “El seguimiento de Cristo es la regla suprema de vida, tal y como se propone en el Evangelio y se refleja en las Constituciones de su propio Instituto”; en el canon 663,4, añade: “Tributarán un culto especial, también mediante el rezo del santo Rosario, a la Virgen Madre de Dios, modelo y amparo de toda vida consagrada”.
3- Lo que afirman las Constituciones de los Dominicos
a- Para los seminarios diocesanos( canon 246,3): “Deben fomentarse el culto a la Santísima Virgen María, incluso por el rezo del santo Rosario, la oración mental y las demás prácticas de piedad con las que los alumnos adquieran espíritu de oración y se fortalezcan en su vocación“.
b- Para todos los religiosos: Después de recordarnos en el canon 662 que: “El seguimiento de Cristo es la regla suprema de vida, tal y como se propone en el Evangelio y se refleja en las Constituciones de su propio Instituto”; en el canon 663,4, añade: “Tributarán un culto especial, también mediante el rezo del santo Rosario, a la Virgen Madre de Dios, modelo y amparo de toda vida consagrada”.
3- Lo que afirman las Constituciones de los Dominicos
A- EN LAS ANTIGUAS CONSTITUCIONES, ANTERIORES AL CONCILIO VATICANO II:
a- El No. 589: “ En todas nuestras casas, récese cada día comunitariamente y con devoción una parte del Rosario. Si alguien no está presente en el rezo comunitario debe cumplirlo en privado”.
b- No. 806: “Todos los frailes y hermanas de la Orden, y en especial los que se dedican al ministerio de la predicación, tienen el deber de estimar grandemente la salubérrima devoción del santo Rosario, patrimonio de la Orden, e incesantemente promoverla entre los fieles cristianos.”
c- No. 807: “Consérvese celosamente la loable costumbre de rezar públicamente en nuestras Iglesias cada día la tercera parte del Rosario”.
a- El No. 589: “ En todas nuestras casas, récese cada día comunitariamente y con devoción una parte del Rosario. Si alguien no está presente en el rezo comunitario debe cumplirlo en privado”.
b- No. 806: “Todos los frailes y hermanas de la Orden, y en especial los que se dedican al ministerio de la predicación, tienen el deber de estimar grandemente la salubérrima devoción del santo Rosario, patrimonio de la Orden, e incesantemente promoverla entre los fieles cristianos.”
c- No. 807: “Consérvese celosamente la loable costumbre de rezar públicamente en nuestras Iglesias cada día la tercera parte del Rosario”.
B- EN LA PRIMERA EDICIÓN- 1969- DESPUÉS DEL VATICANO II:
a- En el No. 67,2: “ Aprecien cordialmente los frailes la tradicional devoción de nuestra Orden hacia la Virgen Madre de Dios, Reina de los Apóstoles y ejemplo de meditación en las palabras de Cristo y de docilidad a la propia misión. Reciten cada día una tercera parte del Rosario, en común o privadamente, según la determinación del Capítulo Provincial y teniendo en cuenta su conveniente ordenación a la Liturgia. Esta forma de orar nos lleva a la contemplación del misterio de la salvación, en el que la Virgen María está íntimamente unida a la obra de su Hijo”
b- No. 129: “Puesto que el Rosario es camino para contemplar los misterios de Cristo y escuela para formar la vida evangélica, debe ser considerado como modo de predicación conforme con la Orden, en el cual se expone la doctrina de la fe, a la luz de la participación de la bienaventurada Virgen María en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Así pues, los frailes prediquen fervientemente la práctica del Rosario, a fin de cada día tenga mayor vitalidad y promuevan sus asociaciones”.
a- En el No. 67,2: “ Aprecien cordialmente los frailes la tradicional devoción de nuestra Orden hacia la Virgen Madre de Dios, Reina de los Apóstoles y ejemplo de meditación en las palabras de Cristo y de docilidad a la propia misión. Reciten cada día una tercera parte del Rosario, en común o privadamente, según la determinación del Capítulo Provincial y teniendo en cuenta su conveniente ordenación a la Liturgia. Esta forma de orar nos lleva a la contemplación del misterio de la salvación, en el que la Virgen María está íntimamente unida a la obra de su Hijo”
b- No. 129: “Puesto que el Rosario es camino para contemplar los misterios de Cristo y escuela para formar la vida evangélica, debe ser considerado como modo de predicación conforme con la Orden, en el cual se expone la doctrina de la fe, a la luz de la participación de la bienaventurada Virgen María en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Así pues, los frailes prediquen fervientemente la práctica del Rosario, a fin de cada día tenga mayor vitalidad y promuevan sus asociaciones”.
C- EN LA ÚLTIMA EDICIÓN DE LAS CONSTITUCIONES- 1998-:
Reproduce lo mismo que la edición anterior, pero en el No. 129 añade esta cláusula: “ El Rosario ha de ser considerado como distintivo propio de la Orden”.
Reproduce lo mismo que la edición anterior, pero en el No. 129 añade esta cláusula: “ El Rosario ha de ser considerado como distintivo propio de la Orden”.
D- EN UN DISCURSO DEL MAESTRO DE LA ORDEN SOBRE EL ROSARIO A SUS PROMOTORES DOMINICOS (Propio de la Orden de Predicadores. Liturgia de las Horas- Roma, 1988- Págs. 1056-1059-) encontramos este hermoso y sugestivo párrafo:
“Han pasado ya cuatro siglos desde que la devoción del rosario se hizo verdaderamente católica, no sólo porque se difundió por todas las partes de la tierra y es apta para todos, sino, sobre todo, porque entonces fue revestida de la autoridad de la Iglesia. Si bien la Sede Apostólica siempre ha aprobado con total generosidad esta devoción, no se la reservó para sí misma, ni se la encomendó a algunos otros, sino que total y únicamente se la confió a la Orden de Predicadores para que fuese conservada y propagada del modo más apto y seguro. Por tanto se nos ha confiado un empeño de mucha trascendencia y al que la Iglesia ha dado mucha importancia. Dado que el Rosario ha sido encomendado a la Orden por manos de la Virgen María y por voluntad de los Romanos Pontífices con una decisión especial en cuanto a su jurisdicción y predicación, tenemos que estar muy atentos a no defraudar esta gran esperanza que la Iglesia puso en nosotros y debemos buscar con ahínco que esta devoción crezca cada vez más para el bien común de la misma Iglesia”.
CONCLUSIÓN
“Han pasado ya cuatro siglos desde que la devoción del rosario se hizo verdaderamente católica, no sólo porque se difundió por todas las partes de la tierra y es apta para todos, sino, sobre todo, porque entonces fue revestida de la autoridad de la Iglesia. Si bien la Sede Apostólica siempre ha aprobado con total generosidad esta devoción, no se la reservó para sí misma, ni se la encomendó a algunos otros, sino que total y únicamente se la confió a la Orden de Predicadores para que fuese conservada y propagada del modo más apto y seguro. Por tanto se nos ha confiado un empeño de mucha trascendencia y al que la Iglesia ha dado mucha importancia. Dado que el Rosario ha sido encomendado a la Orden por manos de la Virgen María y por voluntad de los Romanos Pontífices con una decisión especial en cuanto a su jurisdicción y predicación, tenemos que estar muy atentos a no defraudar esta gran esperanza que la Iglesia puso en nosotros y debemos buscar con ahínco que esta devoción crezca cada vez más para el bien común de la misma Iglesia”.
CONCLUSIÓN
La reflexión de este breve florilegio de textos sobre el Rosario nos impulsa a tomar conciencia de la responsabilidad que nos ennoblece, por ser miembros de una Orden, que es heredera de un tan rico patrimonio espiritual como el Rosario.
“Es justo recordar a los hijos de santo Domingo, por tradición, custodios y propagadores de tan saludable devoción”- Pablo VI, Marialis Cultus, 43-.
Y Juan Pablo II nos dice en el “Rosario de la Virgen María”- No. 43-:
“La historia del Rosario muestra cómo esta oración ha sido utilizada especialmente por los dominicos en un momento difícil para la Iglesia, a causa de la difusión de la herejía. Hoy estamos ante nuevos desafíos. ¿ Por qué no volver a tomar en la mano las cuentas del Rosario con la fe de los que nos han precedido? El Rosario conserva toda su fuerza y sigue siendo un recurso importante en el bagaje pastoral de todo buen evangelizador”.
Antes ya había expresado: “El Rosario, comprendido en su pleno significado, conduce al corazón mismo de la vida cristiana y ofrece una oportunidad ordinaria y fecunda espiritual y pedagógicamente, para la contemplación personal, la formación del pueblo de Dios y la nueva evangelización”- No. 3-.
“La historia del Rosario muestra cómo esta oración ha sido utilizada especialmente por los dominicos en un momento difícil para la Iglesia, a causa de la difusión de la herejía. Hoy estamos ante nuevos desafíos. ¿ Por qué no volver a tomar en la mano las cuentas del Rosario con la fe de los que nos han precedido? El Rosario conserva toda su fuerza y sigue siendo un recurso importante en el bagaje pastoral de todo buen evangelizador”.
Antes ya había expresado: “El Rosario, comprendido en su pleno significado, conduce al corazón mismo de la vida cristiana y ofrece una oportunidad ordinaria y fecunda espiritual y pedagógicamente, para la contemplación personal, la formación del pueblo de Dios y la nueva evangelización”- No. 3-.
El P. Alberto Colunga- tan innovador en los estudios bíblicos-, allá por los años cincuenta, predicó a la Comunidad del Estudio General de Valencia los ejercicios espirituales, estando presentes nuestros mejores profesores-Maestros en Sagrada Teología, como los Padres Emilio Sauras y Marceliano Llamera... Y consistió su predicación en ir explicándonos los misterios del Santo Rosario. Nos decía que se daría por muy satisfecho, conque aquellos ejercicios contribuyeran a lograr una mayor estima y devoción del Rosario.
El P. Alberto Cassut, Promotor del Rosario en toda la Orden, citaba en IDI estas proféticas palabras de Fray Antonio Monroy – 59 Maestro de nuestra Orden: “El Rosario es la flor más bella de nuestra Orden. Si se marchitara vendría a menos al mismo tiempo la belleza y esplendor de nuestro Instituto. En cambio, cuando ésta revive atrae sobre nosotros el rocío del cielo, comunica a nuestro tronco un aroma de gracia, y le hace producir frutos de virtud y de buena fama”- IDI, 1984, p 164-.